Vender nuestros productos no es tan fácil como algunos lo pintan. Basta con hacer algo y querer venderlo, para darnos cuenta que aquella historia de «hágalo con calidad y amor y se venderá» no es tan cierta, y que al final se requiere mucha energía, mucha persistencia y mucha paciencia. Vender en realidad es un arte que hay que practicar y perfeccionar. En un artículo anterior hablamos un poco del arte de vender, y si quieren leerlo lo pueden ver aquí: 3 Consejos para Emprendedores.

Una amiga nuestra nos preguntó cómo podía hacer para vender sus productos. Como esta es una pregunta que con seguridad nos hemos hecho una y otra vez, y es un tema sobre el que siempre queremos saber más, compartimos nuestros tres consejos:
1. ¿Qué soluciona su producto?
Ya sea en sus perfiles en redes sociales, o si hace una venta directa, no nos cuente qué vende; cuéntenos qué problema soluciona con lo que vende. ¿Cuáles son los beneficios de usar lo que usted nos ofrece? Ahora bien, invierta un poco de tiempo en formular bien sus ideas, y en tomar buenas fotos de su producto. Imagine todas las preguntas que podrían hacerle sus clientes potenciales, y tenga listas sus respuestas. Eso sí: sea siempre sincero, no mienta con tal de hacer una venta.
Como sugerencia adicional: cuando tome fotos de sus productos, preste atención siempre a lo que hay en el fondo de la foto. De pronto su producto se ve muy bien, pero en el fondo hay una pared manchada, basura, una persona que distrae la atención, etc. Esos detalles son importantes.
Si hace uso de las redes sociales, sáqueles provecho para mostrar cómo hace su producto, qué lo hace diferente, cuéntenos su historia. Los testimonios de clientes satisfechos son también valiosísimos. Pida permiso a esas personas para compartir su experiencia en sus redes sociales.
2. Véndale a las personas que podrían comprarle
Este es un paso vital. No todas las personas necesitan todos los productos, no todos serán sus clientes. Por ejemplo, las personas que no tienen hijos no andarán buscando una escuela primaria para inscribirlos.
Un paso que puede hacer ya mismo es tomar su teléfono y repasar su lista de contactos, e imaginar cuáles de esos contactos podrían estar interesados en el servicio o producto que usted ofrece. Si ya tiene una lista de clientes que le han comprado antes, aún mejor. Como dicen en los grandes negocios: «The money is on the list».
Es a esas personas a las que usted tiene que llamar, o enviarles un mensaje de Whatsapp, e intentar venderles, eso sí, contándoles qué problema va a solucionarles. Empiece por su círculo más cercano. En la medida que estas personas queden satisfechas, con seguridad recomendarán sus productos y servicios a más personas, y su crecimiento será constante. Después de todo, la mejor publicidad sigue siendo «de boca en boca».
3. Tenga la intención de darse a conocer
Hacer publicidad no tiene que significar una alta inversión de dinero. Hay medios muy económicos, que podemos aprovechar, que son gratuitos o al menos muy baratos. Uno de ellos, desde luego, son las redes sociales, y la estrategia básica para comunicar en ellas ya la comentamos en el consejo #1. También existen otras opciones más tradicionales.
A pesar de las restricciones actuales, hay algunos sitios que siguen abiertos al público, como los supermercados y centros comerciales. Estos sitios es común que tengan una pizarra en la cual las personas pueden dejar sus anuncios. Si tiene la oportunidad, prepare un poster con unas buenas fotos y la información adecuada, si fuera necesario pida permiso, y cuélguelo en esas pizarras. Las fotos son fundamentales para llamar la atención: vivimos en un mundo de estímulos visuales.
Sea cual sea el medio que usted escoja para darse a conocer, lo primordial es justamente darse a conocer. En este momento, lo más importante es que haga mucha promoción y la gente se entere de que usted existe, y de lo que usted ofrece. Según estudios, una persona en promedio necesita ver seis a ocho veces el anuncio del mismo producto antes de que decida probarlo. Si no le compran a la primera, ¡no se desanime! Solo significa que hay que insistir un poco más.