Una de las palabras que más escuchamos con relación al tema de motivación personal y hacer algo en la vida es “propósito”. Los influencers que encontramos en redes sociales, algunos con una gran cantidad de logros en su haber, y otros que solo aparentan (lamentablemente hay muchísimos de esos, con miles de seguidores), mencionan el término una y otra vez.
De pronto hasta nos sentimos abrumados cuando pensamos si nosotros realmente vivimos siguiendo un propósito, o solo estamos viviendo la vida y esperando que pase lo mejor. Antes de seguir adelante con el tema, vale la pena conocer la definición de la palabra, y su origen.
Según el diccionario, “propósito” es el ánimo de hacer o dejar de hacer algo, o un objetivo que se intenta alcanzar. La palabra proviene del latín proposĭtum, compuesta por el prefijo “pro” (hacia delante) y positum, del verbo “ponere”. Propósito, entonces, es algo que está delante nuestro, en el futuro, y que queremos alcanzar.
Algunos ejemplos son: cuando tenemos el propósito de bajar de peso, adquirir un bien importante, como una casa o un vehículo, o viajar a algún destino de nuestro interés. Una de esas cosas importante que queremos hacer en el futuro es, desde luego, en lo que deseamos trabajar día a día.
No es solo el qué, es también el por qué
No obstante, en toda la discusión sobre encontrar el propósito casi siempre se deja por fuera un componente vital, que es responder una pregunta adicional. Al lado de ¿qué es lo que queremos hacer?, debemos considerar ¿por qué queremos hacerlo? Responder porqué queremos alcanzar nuestras metas es fundamental. Es lo que nos mantendrá motivados e impulsados a alcanzar nuestro propósito, incluso cuando las cosas se pongan difíciles… y una cosa que podemos asegurar es que entre más alto y noble sea tu propósito, más dificultades habrá.
¿Querés viajar por el mundo? ¿Por qué? ¿Querés dedicarte a las artes, o a la medicina, o a construir naves espaciales? ¿Con qué motivo? Muchas personas podrían responder inmediatamente: para ser feliz, o para ganar mucho dinero. Aunque estas razones están bien, y son muy válidas, si querés tener un propósito inquebrantable, el porqué debería incluir cómo vas a ayudar a otras personas si llevás a cabo tus metas y sueños.
Básicamente, podés decidir hacer cualquier cosa, pero lo que te va a impulsar a seguir adelante es tener claro cómo estás ayudando a los demás en el camino, con lo que decidás hacer como trabajo día a día. Y si querés llevarlo más lejos, pensá en qué es lo que podrías hacer que solo vos podrías hacer, como si fuera tu deber.

Ahora sí, ¿querés hacer tu propia declaración de propósito, que sea poderosa y que se convierta en una guía según la cual orientés todas tus acciones y decisiones? Pensá en ese gran objetivo que querés alcanzar en tu vida, que se alinee con tus grandes habilidades y los rasgos más positivos de tu personalidad, y cómo te gustaría usarlo para ayudar a muchas personas a tu alrededor, como si fuera tu auténtico deber hacerlo.
Y después, y esto es muy importante: buscá un papel y escribilo con tus propias palabras, de tu puño y letra. ¡La fuerza que va a tomar tu propósito al hacerlo va a ser algo mágico! Por cierto, puede ser que al hacerlo te sintás de maravilla, pero no tengás claro cómo usar este propósito para convertirlo en tu trabajo o tu proyecto de vida.
¡No te preocupés, en un próximo artículo te vamos a contar cómo! Hay que llevar las cosas poco a poco, y en el nivel de dificultad adecuado, siguiendo los pasos adecuados. Por el momento, animate a encontrar y declarar tu propósito, y contanos cómo te fue. ¡Nos va a emocionar mucho conocer cómo vas a ayudar a las personas a tu alrededor!